El arquitecto Eduardo Serrano opina que es de “una insensibilidad mayúscula” y el geógrafo Alfredo Rubio cree que “la razón es sepultada por el beneficio”

21/10/09. Urbanismo. Francisco Puche, como ex presidente de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua y miembro de Ecologistas en Acción experto en hidrología, junto al geógrafo de la Universidad de Málaga (UMA) Alfredo Rubio y al arquitecto especialista en paisajística...

El arquitecto Eduardo Serrano opina que es de “una insensibilidad mayúscula” y el geógrafo Alfredo Rubio cree que “la razón es sepultada por el beneficio”

21/10/09. Urbanismo. Francisco Puche, como ex presidente de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua y miembro de Ecologistas en Acción experto en hidrología, junto al geógrafo de la Universidad de Málaga (UMA) Alfredo Rubio y al arquitecto especialista en paisajística Eduardo Serrano ofrecen a EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sus impresiones sobre las obras que la promotora Noriega ejecuta en Colinas del Limonar. Una actuación urbanística que consideran insostenible, peligrosa, ilegal, fea e irracional.

HISTÓRICO militante de Ecologistas en Acción en Málaga y ex presidente de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, Francisco Puche recuerda que entre los efectos que conlleva el cambio climático en el litoral mediterráneo está el que las precipitaciones escasearán en número a la vez que aumentará la virulencia de las descargas. Partiendo de esta base y de los estudios del profesor José Damián Ruiz Sinoga y de otros colegas sobre la vocación forestal que se recomendaba para la zona donde la promotora cordobesa Noriega ejecuta actualmente sus obras, Puche no duda en afirmar que lo que han hecho “en Colinas del Limonar es un peligro que atenta y atentará contra la seguridad de los malagueños”.



“HAN hecho lo contrario de lo que se recomendaba. Es un destrozo, se han cargado un arroyo lo cual va en contra de los principios marcados por la Directiva Marco de Agua de la Unión Europea. La fuerza de arrastre del agua se va a incrementar; va a ser terrible”, sentencia Puche, considerado un experto en asuntos hídricos. Esta opinión va en contra de lo que se ha apuntado en algún medio de comunicación en el que se decía que una vez terminada la obra no había peligro.

POR su parte, el geógrafo de la UMA Alfredo Rubio augura un porvenir en el que se sucedan “cambios de la morfología y deslizamientos, desprendimientos, riesgos geotécnicos, inundaciones e incertidumbre sobre el funcionamiento general de estos terrenos una vez consolidada la urbanización”. Tras indicar que el principio de no deterioro de las masas de agua (Directiva Marco del Agua, EU), de obligado cumplimiento “parece no existir, como tampoco el respeto a las funciones ecológicas y ambientales de los ríos y arroyos”, este especialista afirma que se produce “una continuación de una forma de hacer ciudad contra la lógica territorial. La topografía como un asunto perfectamente superable por la tecnología. De alguna manera, una topografía que viene a ser sustituida por una cierta topología. Este episodio tan llamativo no es otra cosa que la continuidad de una forma de producir lo artificial. Donde se presenta una topografía difícil, que contiene una lógica modelada por el tiempo largo, las máquinas crearan el oportuno plano (terreno aplanado) donde construir. Esta subversión forma parte del cuadro general de los problemas de Málaga ante la catástrofe. Cientos de iniciativas, muchas de ellas aparentemente insignificantes, otras no, rompen la lógica territorial, imponen otra y terminan por conseguir una transformación radical por acumulación de intervenciones que conlleva riesgos innecesarios”.



“LA cuestión ecológica es también decisiva. De una parte, ya significa la disolución de los pasillos de comunicación (pasillos ecológicos y demás etcéteras: Arroyo Toquero) de modo que los ecosistemas, o lo que viene quedando de ellos, serán afectados y con ellos, sin duda alguna, la biodiversidad. Por tanto, se anuncia un aumento de la biodegradación. Por otra parte, las ramblas, pese a quien pese, siguen siendo ríos… cuando están conservados -convenientemente cuidados-,  regenerados y demás etcéteras son en si mismos ecosistemas, además muy frágiles, sin mentar su contribución a la formación de playas, aunque en este caso no sean arenosas, dada la perversión a la que se asiste en la línea de costa. ¿Qué relación hay entre un arroyo y un tubo? ¿Qué significado tiene esa sustitución?”, se pregunta el geógrafo.

“EN conclusión -razona Rubio- nuevamente la razón queda olvidada y sepultada por los principios del beneficio. Sería conveniente que la promoción se acomodara a la atmósfera de los tiempos que corren, a criterios mínimos de sostenibilidad. No sólo a las nuevas condiciones financieras sino, también, al uso de criterios de responsabilidad ambiental y social. No se discute su papel y sus funciones. Por otra parte, las administraciones deberían velar por el uso del sentido común. El casi círculo de colinas que rodea Málaga debe comenzar a ser entendido y proyectado como lugar de la protección de la ciudad (cinturón verde) y no como lugar de satisfacción de las demandas de vistas y lugares exclusivos de aquellos que se lo pueden permitir. De las autoridades municipales reclamamos la responsabilidad y la disponibilidad de una idea de ciudad, aunque sólo sea una que, de una vez nos sitúe en la posibilidad de discutir sobre una idea de ciudad con futuro (que la ciudad fuera conducida a alguna parte y no al erial construido). Dicho de otro modo, que superemos este permanente estadio de tristeza por otro donde los ríos, las ramblas y los arroyos no sean tubos. No es posible tener ante los ojos un monte o un arroyo y ver un desmonte o un tubo. Hemos de cambiar”.