08/06/12. Urbanismo. La parcela del edificio del antiguo cine Astoria en la plaza de la Merced tiene 1.356 metros cuadrados. El Ayuntamiento de Málaga la compró en 2010 por 20.721.617 euros. Pero en esta compraventa hay otros 7.200.000 euros que la antigua propietaria, la promotora Baensa, reclama al Consistorio en los tribunales. Derribar el edificio supondría pagar entre 15.000 y 20.000 euros por cada metro cuadrado liberado. Otro litigio entre los mismos actores, Ayuntamiento de Málaga y Baensa, se ha resuelto de momento con una sentencia que obliga al municipio a pagar 18 millones de euros a la firma privada, ante la imposibilidad de desarrollar una promoción de 230 viviendas en una parcela junto al antiguo mercado de El Carmen. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com repasa hoy el caso de los cines Astoria y Victoria, para los que el acalde Francisco de la Torre no ha presentado aún un proyecto de uso concreto, dos años después de forzar su adquisición.
EL primero que abogó públicamente por derribar el edificio del Astoria de la plaza de la Merced fue el portavoz del grupo municipal de IU, Pedro Moreno Brenes. Lo hizo hace varios años, cuando todavía no se había concretado ni siquiera la compra del edificio por la corporación dirigida por Francisco de la Torre. Vale la pena recordarlo ahora que el cronista local Pedro Luis Gómez apunta el tanto a diario Sur de dar “hace ya varios meses la primera idea al respecto”. No es así. Quien ha pedido primero, y mediante mociones en el pleno, la piqueta para la polémica mole ruinosa ha sido Moreno Brenes, que sigue defendiendo la propuesta como una maniobra para dotar a Málaga de una gran plaza céntrica.
DEJANDO de lado esta cuestión, no cabe duda de que el debate sobre la permanencia del inmueble de los antiguos cines resurge ahora en la ciudad. Lo hace una vez que se ha asumido que pasados dos años de la controvertida adquisición pública, el principal defensor de la compra, el alcalde De la Torre, carece de un proyecto para dar un uso concreto del edificio.
NO sólo hay un problema de financiación, también lo hay de ideas. En este contexto, se dan paradojas como la del ex concejal, Manuel Marmolejo, que de votar en contra de las propuestas de Brenes, anima ahora desde su cuenta de Twitter a echar abajo el Astoria: “Apuesto por la propuesta del concejal de Cultura (Damián Caneda) de derribar el edificio del Astoria. Porque no le preguntamos a los malagueños. Valentía”.
LO primero que hay que tener en cuenta es que la operación de compraventa del Astoria no está cerrada definitivamente. La promotora Baensa, antigua propietaria, reclama 7,2 millones de euros al Ayuntamiento de Málaga por el lucro cesante, esto es, el gasto inútil que durante cinco años la empresa asumió embarcándose en un proyecto de viviendas de lujo que fue paralizado con toda clase de artimañas por la Gerencia de Urbanismo, una vez el alcalde se empeñó en comprar la parcela.
EL precio de la compraventa ascendió a 17.560.692 euros, a los que se suman 3.160.924 euros en concepto de IVA, lo que hace un total de 20.721.617 euros, a los que habría que sumar 7.200.000 euros si los tribunales le dan la razón a Baensa, que elevaría el coste final del Astoria-Victoria a 27.921.616. Son datos proporcionados ayer por Izquierda Unida. O sea, que demoler el Astoria supondría que cada metro cuadrado liberado vendría costar a las arcas municipales entre 15.000 y 20.000 euros.
UNAS cifras a tener en cuenta especialmente cuando ayer la cadena Ser anunciaba que una reciente sentencia obliga al Consistorio a pagar 18 millones de euros a la misma promotora Baensa ante la imposibilidad de desarrollar una promoción de 230 viviendas en una parcela junto al antiguo mercado de El Carmen.
TODO lo cual nos lleva a considerar como el alcalde Francisco de la Torre ha hecho de nuevo de una solución un problema. El alcalde medió en el debate del derribo del Astoria para, tras desechar a priori esta opción, explicar que solo se echaría abajo “en el caso que fuera necesario para levantar un nuevo edificio”. A la vista de la absoluta paralización de obras municipales –actualmente sólo se acomete la urbanización del soterramiento del bulevar y desde la remodelación de la Merced, el Ayuntamiento no mueve un gramo de obra pública- y tras demostrarse que el edifico se compró, pero no se sabe para qué, lo único que se puede dar por seguro es que seguirá pudriéndose en el abandone inmisericorde al que lo han condenado. El futuro del Astoria será la inacción en tanto no se sepan los usos específicos que le den contenido y sentido, amén de una mínima vialidad económica. Hasta que eso ocurra y se materialice en un proyecto, la corporación popular tiene tiempo para perder otros siete millones de euros en tribunales por las trabas puestas a la promotora.
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