La empresa privada controla a su antojo el acceso a las instalaciones públicas
26/07/05 MÁLAGA. El nuevo aparcamiento público de la avenida de
Andalucía, que el
pasado viernes inauguró el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, parece una instalación más de El Corte Inglés, al que
le une, una
entrada privada.
La empresa privada controla a su antojo el acceso a las instalaciones públicas
26/07/05 MÁLAGA. El nuevo aparcamiento público de la avenida de
Andalucía, que el
pasado viernes día 22 inauguró el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, parece una instalación más de El Corte Inglés, al que
le une, ante la sorpesa manifestada por los usuarios a EL OBSERVADOR, una
entrada privada. En los paneles explicativos sobre el aparcamiento
que están colgados en sus instalaciones, y en los que se ve una
sección del aparcamiento, vemos, inexplicablemente y sin razón, también
el edificio de El Corte Inglés en sección, como si formara parte
del mismo, lo que crea una confusión mayor sobre quién es el dueño
de este aparcamiento construido con dinero público, recién inaugurado,
y previsto desde siempre para que lo utilice El Corte Inglés como
si fuera suyo. En el acto inaugural, al que acudieron numerosos
periodistas y fotográfos, no estaban abiertas las puertas de comunicación
ni se hizo mención a su existencia.
EN cuanto a la utilización de ese pasillo de comunicación es
la empresa privada, El Corte Inglés, la que decide cuándo y cómo
abre las puertas de comunicación con el aparcamiento público,
dado que el establecimiento comercial tiene un horario de apertura
fijo y el aparcamiento continuado. Hemos intentado preguntar si
las personas que guardan estas entradas trabajan para la Sociedad
Municipal de Aparcamientos (SMASSA) o para El Corte Inglés, pero
no nos han querido contestar. Algunos técnicos muestran su extrañeza
por cualquiera de las dos
soluciones, ya que no se entendería que empleados de una empresa
pública vigilasen instalaciones privadas y viceversa: empleados
de una empresa privada, en este caso El Corte Inglés, controlaran
a su antojo los accesos a una instalación municipal.
EL OBSERVADOR preguntó a diversos
clientes que utilizaban el aparcamiento que qué les parecía que el
Ayuntamiento otorge este tipo de favores a empresas como El Corte
Inglés. Sobre todo con dinero público. Todos los entrevistados, sin
excepción, manifestaron su sorpresa e indignación por la
medida.